sábado, 17 de agosto de 2013

Amistades reencontradas, amistades perdidas.

Cuidado con los amigos que tienes alrededor puede que no sean muy confiables. Eso me decían una y otra vez. No me lo creía, pero en efecto así paso.

Puede que en un instante estén a tu lado, pero cuando más los necesitas desaparecen. Ellos no son amigos, son personas que se ajuntan a otros a su conveniencia.

Pues bien a mi me pasó esto y siempre pasará lo mismo...

Yo me hacía amigas de todos y todas, pero al mismo tiempo de nadie. Por aquel tiempo no lo sabia. Era inocente, no me culpo, pero por ser buena el tiro siempre te sale por la culata, ¿no?

Así fue me hice gran amiga de una chica rubia con ojos azules, admiraba su manera de hablar, su compañía, todo. Y no es por hacer la pelota, pero es así. A ella la llamaremos Mel.

Otra chica no tan amiga llamada Ana, habiéndome hecho perder la amistad de una chica antes, volvió a meter saña y Mel y yo nos distanciamos.

Yo pensé Mel ya verá de lo que vale Ana y todo volverá a ser como antes.

Pasó un año completo y así fue ellas dos se enfadaron y Mel volvió a mi lado. (¡Vaya sorpresa, no me lo esperaba! Notese mi ironía).

Mel me prometió que íbamos a ser grandes amigas que no volvería a pasar, pero lo inevitable ocurrió.

Años después y con las artimañas de la otra. Ella se olvidó de mi y sus promesas quedó en eso, pues en aire.

Con lágrimas en los ojos y amargada me quedé, escribiendo este pequeño recital de dolor.