domingo, 28 de noviembre de 2010

Si lo admito...

Dicen que cuando estás enamorada o quieres mucho a alguien, te preocupas por él, lloras, sollozas, pataleas, te pones celosa, pero nada se compara con el dolor que sufre tu corazón, se te pone un nudo en la garganta, y poco a poco, aunque intentas que ninguna lágrima sea derramada por los ojos, las lágrimas adquieren consistencia, cayendo poco a poco, a lo largo de tu mejilla.
Te sonrojas, pensando en como pudo pasar tan rápido, una cosa así, y lo profundo que llegó esa persona a tus pensamientos, en tan poco tiempo. Porque la gente aunque no lo admita, como yo, la mente tiende a pensar mal a no confiar en lo que le dicen, ya que coge el pasado de las personas aplicándolo a su presente.
Cuando alguien te dice confia en mí, como en un alto reflejo, tu corazón dice hazlo, mientras tu cerebro te dice, ten cuidado.
Nunca se sabe, lo que pasa en estas cosas... Creo que en mi caso, no tardaré en perder lo que hace poco conseguí.
Porque al fin y al cabo, me destruyo lentamente, siempre mostrando una sonrisa en la cara, pero con el corazón herido, y haciendonos daño mutuamente.
Sí seré cursi, romántica, tontorrona o algo, pero para mí querer es también recibir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario