lunes, 7 de febrero de 2011

Sueños...

De pequeña, como muchas otras niñas soñaba con vivir en una casa enorme, trabajar en algo bonito o ser una princesa en algún bonito cuento y en su extensión un príncipe que te quiera o quizás un chico rico y, ¿por qué no? Tener una limusina y ya por pedir tener 3 hijas bien guapas y ¿cómo no? Que no falte un gran perro que vigile la casa.

Pero la realidad es bien distinta, ahora que soy mayor y tengo más juicio y analizo las cosas veo que, de una casa enorme nada de nada, si tengo cuatro cartones montados en la calle, tendré suerte y todo, tal como están las cosas hoy en día.
De trabajar en algo bonito, mejor no pedir tanto con tener uno ya sobra que en este mundo, hay gente que posee títulos universitarios y no tienen trabajo. Aunque, ¿Quién no querría, un trabajo de oficina, bien pagado y tus 8 horitas ni más ni menos?
De participar en un cuento de hadas y más ser tu la princesa es como un poco imposible, porque como no seas la princesa de tu imaginación o te hagas periodista y tengas tanta suerte como Doña Leticia... es un poco difícil. Así que mejor olvidarse de ello.
De tener un príncipe que te quiera todos los días, no se si será príncipe tu espera que al menos te quiera, que eso ya es mucho mérito.
De tener un chico rico, no sé, no sé eso para mí hoy ya es lo menos importante, con que me quiera sobra, aunque si tiene dinero no viene mal, mejor que mejor.
De tener una limusina, espera a tener primero una bicicleta y luego ya hablamos.
Tres hijas, si claro claro, si es que encuentras el chico adecuado con la que crear una familia y como controlamos los genes....
¿Un perro? ¿Estás de broma? Como mucho tendré un peluche del bazar y cruza los dedos que no sea de los que valen 1€.

En fin, que los sueños siempre son sueños, aunque siempre hay que luchar por conseguirlos y quien sabe puede que para nuestra fortuna una cosa u otra si que lleguemos a conseguir.

Y a dormir, que tengo sueñito y yo aquí aguantando como una tonta y peleándome con una pantalla de 15.6" pulgadas que no padece ni sufre, pero que me atrae como un imán hacia el. En fin, buenas noches.

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